El duro día de la mujer
Hoy me he levantado a las 7:30 h de la mañana, he sacado a mi perra e desayunado
y tras dormitar un poco hasta las 8:30 h me he ido a trabajar.
Trabajo en el departamento de calidad de Movistar ¡suena bien! ¿verdad?
Pues si supieraís que es haciendo encuestas de calidad ya no sonaría
tan bien. Entro a las 10 h de la mañana aunque tardo hora y diez minutos
en llegar porque trabajo en Ramón y Cajal en el polígono de Fuencarral
en Madrid. Trabajo ocho maravillosas horas en las que hablo con cientos de personas
algunas son unas cretinas y otras son amables pero casi abunda más lo primero
que lo segundo por desgracia, después sobre las 15h me voy a comer y tardo
30 min en hacerlo, no porque quiera sino porque la empresa estipula ese tiempo y
salgo del trabajo a las 19 h de la tarde.
El regreso es peor que la ida puesto que tardo 2 h aproximadamente en regresar y
cuando llego cansada, con frío que invade todos los músculos que me
duelen como un demonio porque tengo Fibromialgia y fatiga cronica me encuentro con
la cruel realidad, mi maridito ha tardado más esta mañana en despertarse
y no me ha hecho la cama y para colmo me ha dejado una caja de ropa encima de las
misma y soy yo otra vez la que tiene que sacar fuerzas donde ya no hay y recoger
todo el estropicio que él a dejado, después de hacer la cama e colocado
el salón quitando cosas que mi maridito querido a dejado en el salón
y después he tenido que planchar.
Cansada y agotada por una jornada tan dura como la suya y el doble de esfuerzo por
una enfermedad que yo no busque me pongo a las 23h a cenar, preguntandome porque
no nací hombre para tener alguien que me hiciera las cosas de mi casa.
Por mucho que la ciencia avance, se hallen vacunas para enfermedades incurables
ahora la mujer seguirá siendo la que trabaje fuera y dentro porque encima
si dices que dejas de trabajar te tachan de mantenida y a veces es que una deja
de trabajar porque con dos trabajos de 8 horas no puede vivir.