Fox Stinger: GÉNESIS
Capítulo
4: Un encuentro inesperado. El misterioso Juan Pedro.
Stinger y Juan
Pedro bajaron por unas escaleras. Al final de éstas hallaron dos puertas.
Se separaron al ir cada uno por una. Juan Pedro entró en una habitación
llena de sangre y líquido verde, donde cogió una tarjeta de seguridad,
encontrándose un monstruo. Mientras, Stinger, al creer ver a alguien, se
introdujo en un pequeño jardín sin hallar a nadie. Juan Pedro fue
a reunirse con él pero no le encontró. El monstruo le persiguió
y Stinger salió disparado de una ventana por la que apareció su antiguo
compañero de cuarto en la fortaleza, el cual se veía ligeramente cambiado.
Ambos seres se iban a enfrentar. Juan Pedro y Stinger entraron por otra puerta y
posteriormente hubo una explosión seguido de un temblor.
-¿Qué
habrá pasado? - quiso saber Stinger con curiosidad-. Vamos a comprobarlo
- concluyó titubeando.
Abrieron un
poco la puerta. No quedaba nada de los cuerpos, sólo un charco verde fluorescente
que paulatinamente menguaba su brillo, evaporizándose al final.
-No comprendo
lo que puede haber ocurrido. Tal vez alguien se haya encargado de ellos - conjeturaba
Stinger cerrando la puerta.
-Puede ser.
De todos modos se estaban convirtiendo en Genéticos, así que no te
extrañe que se hayan eliminado entre ellos - esclarecía Juan Pedro.
-Sabiendo que
hay Genéticos debemos darnos prisa en encontrar una salida y averiguar qué
es este lugar tan..., siniestro. Vamos.
Se adentraron,
yendo en lobreguez.
De nuevo alguien
les estaba observando a través de una pantalla holográfica que flotaba
en el aire. Ahora el misterioso personaje se veía en una sala con columnas
y con vidrieras casi a ras del suelo, hasta el techo. El suelo era de mármol,
reflejando todo como si fuese un espejo. Al fondo unas cortas y estrechas escaleras
que conducían a un trono que se situaba de espaldas, donde el misterioso
personaje se sentaba, sin poder vérsele.
Los pasos de
una bella joven le avisaron de su presencia. Cerca del trono, la joven se detuvo.
-Ya estoy aquí,
Doctor. Ejecutaré sus órdenes - comunicó con voz suave, cálida.
La muchacha
tenía los ojos color miel. Su color de pelo era azul oscuro y largo, llevándolo
recogido. De tez morena, llevaba casi una imperceptible cicatriz en la ceja izquierda.
Sus piernas eran largas y esbeltas y tenía un busto considerable.
Vestía
con una corta chaqueta vaquera de color gris, con una camiseta ajustada de cuello
alto del mismo color. Llevaba, también, unos pantalones ajustados de licra
y encima una minifalda. Sus botas, como todo, eran grises y llegaban a la rodilla
acabando en forma de pico.
Era muy seductora
y femenina.
-Así
me gusta. Me ha costado mucho reprogramarte pero por fin uno de mis experimentos
tiene éxito aunque estoy muy cerca de crear el Ser Humano perfecto - hubo
un silencio-. Quiero que te hagas amiga de esos dos que hasta ahora han logrado
sobrevivir, sobre todo del más joven. Me recuerda a mí. Siento en
él una energía fuera de lo común...
-Yo no he notado
nada mi Señor - rebatió la joven.
-¡Silencio!
Quiero que te ganes su confianza y que averigües todo sobre él. Es posible
que tenga la Biblia Oscura.
La muchacha
se marchaba haciendo mutis cuando El Doctor la reclamó a mitad de camino
hacia la salida.
-¡Démonah!
- la joven se volteó sin decir palabra-. No me falles.
La chica bajó
la cabeza en señal de respeto y se fue.
-Buena chica.
Me traicionará- platicaba El Doctor con su soledad -. Si ese chico es el
que se menciona en la Biblia de la Luz, debo capturarle y deshacerme de él
antes de que aumente su potencial. Todos los mundos tienen que ser míos -
después de decir esto, se rió a carcajadas.
Por su parte,
Stinger y Juan Pedro, se metieron por otro estrecho pasillo que atravesaba un jardín.
Sus muros llegaban por la cintura para luego dar lugar a ese cristal de plástico
duro.
Se podían
ver las densas nubes negras y la violenta tormenta.
-Otra vez noto
una presencia, pero ahora es diferente - exclamó Juan Pedro.
-No bromees.
Aunque, por lo que se ve, aquí todo es posible.
Al final del
pasillo vieron una puerta metálica manchada de sangre seca y como si algo
bastante afilado la hubiera golpeado para conseguir abrirla.
-Me estoy acostumbrando
a esto de la sangre... Bueno, y también a la tensión que produce.
-Nerviosismo,
miedo psicológico y adrenalina - aclaró Stinger.
Poco después
una chica, que venía corriendo a la vez que miraba para atrás, chocó
con Juan Pedro.
-¡Hey!
¡¿De dónde sales tú?! - preguntó Juan Pedro examinándola.
-De Venus, no
te digo - pensó la joven -. Me desperté en una habitación.
De repente un monstruo por la ventana... - exponía casi sin aliento-. Escapé.
Vengo huyendo de él.
-Qué
chica tan rara. Tiene demasiada ropa. No me fío de ella - pensaba Juan Pedro
en silencio.
-Mi nombre es
Elisabeth pero prefiero que me llamen Ely, con "i" griega.
-Bonito nombre...,
Ely - comentó Stinger.
-Gracias, ¿y
vosotros? ¿Cómo os...?
-Siento interrumpir
este interesante tema. ¿No deberíamos intentar abrir esta puerta cuanto
antes? - dijo dándole una patada a la puerta.
-Qué
antipático - continuaba pensando para sí, Ely-. ¿Y no sería
más fácil salir por la puerta principal? - cuestionaba la seductora
joven.
-Es que Stinger
se ha empeñado en investigar esta fortaleza para encontrar gente y ayudarlos
a escapar y, de paso, algo que nos explique qué es lo que se cuece - informó
Juan Pedro atropellando las palabras.
-¿No
sabéis que la curiosidad mató al gato? Dudo que haya gente que se
preocupe desinteresadamente por otros. Normalmente se hace para conseguir algo a
cambio.
-Da pena que
pienses eso, Ely. Estoy seguro que lo haría cualquiera. Hay que ayudar a
las personas que necesitan ayuda, aunque nos cueste algo. Yo creo en las personas.
-Eres muy gracioso
pequeño. ¿Cuántos años tienes? No has vivido lo suficiente.
Cuando crezcas te darás cuenta.
-Mira quien
fue a hablar. Cree lo que te dé la gana, estoy seguro de que existen personas
así.
Ely se quedó
de piedra con la respuesta tan defendida de Stinger.
-¡¿Queréis
dejar de decir tonterías y concentraros en lo que importa?! - dijo Juan Pedro
malhumorado.
Éste
examinaba a Ely, ésta a Stinger y éste, a su vez, investigaba la manera
de abrir la puerta. Vio un panel tapado por unas ramas secas. Las apartó
y se hicieron añicos.
-¡Vaya,
hombre! Necesitamos una tarjeta de seguridad de nivel seis para la apertura de esta
dichosa puerta.
-¿Una
tarjeta? Yo encontré una... - decía al tiempo que sacaba algo de la
goma del calzón-. Tarjeta de seguridad en el cuarto en el que estuve. Toma.
Stinger memorizó
los tres números que portaba la tarjeta a pesar de que tenía que introducir
seis cifras. Después la pasó por la banda magnética..
-¿Qué...?
No se abre - se quejó Stinger.
-¿De
qué nivel es la tarjeta? - preguntó Ely.
-Pone - decía
mientras lo miraba-. Nivel tres.
-Claro. Según
creo, se necesita una del mismo nivel o superior para poder acceder a esa zona y
yo sé dónde se encuentra.
-¿Dónde?
- interpelaron a la vez Juan Pedro y Stinger.
-En el despacho
franco. Pasé por allí mientras escapaba del monstruo.
-Vale, iré
yo. Vosotros esperadme aquí - dijo Stinger con iniciativa.
-¡Un momento!
Tú no sabes dónde está el despacho franco, yo sí. Te
acompañaré.
-¡No!
Yo acompañaré a Ely, tú esperanos. Si nos topamos con el monstruo
ese le haré frente, sin embargo si vas tú, podéis morir - razonó
Juan.
-De acuerdo,
como prefieras, pero el riesgo es el mismo esperando que no. Venga, iros.
Se fueron corriendo.
Ely no pudo evitar mirar hacia atrás, a Stinger. Éste se quedó
solo, observando la puerta. Fue cuando se dio la vuelta, como para irse, que emitió
un ligero chasquido. Se acercó y apoyo su mano sobre ella, abriéndola.
Llamó a sus compañeros con todas sus fuerzas, mas se encontraban lejos
y no le oyeron. Dubitativo, se aventuró a entrar. El portón de hierro
se selló produciendo otro chasquido, este más fuerte, que produjo
un profundo eco.
Pronto, Juan
Pedro y Ely llegaron al salón central, en donde estaba la salida principal
y unas escaleras que, al subir, se dividían en dos direcciones. Procedieron
a subirla cuando Ely paró a Juan Pedro con su mano izquierda en el pecho
de este.
-¿Y ahora
qué?
-Es raro. Presiento
una fuerza muy fuerte - comentó Ely en voz baja.
-¿Una
fuerza fuerte o una fuerte fuerza?
-No es momento
para bromas.
-Es cierto -
cavilaba-. ¿Hablas en serio? ¿Puedes percibir la energía vital?
-Silencio.
Seguidamente
escucharon a lo lejos un portón cerrarse. El sonido procedía de arriba.
Fijaron la vista hacia el final de las escaleras. Un tipo de lo más intrigante
apareció por el lado izquierdo, deteniéndose enfrente de la escalera
y de ellos.
Vestía
unos pantalones cortos y botas de militar. Una camiseta de manga corta de color
gris que le estaba corta de cintura, viéndosele los abdominales y sus anchos
brazos. Sus ojos eran negros, inundándole todo el globo ocular y el cabello
corto, de punta y de color azul.
-¿Y ese
tío tan ridículo? - sobreactuaba Juan con asombro-. Irradia una energía
muy fuerte - decía con ironía.
-Toma la primera
puerta a la derecha, tienes que subir por un ascensor que te dejará justamente
delante del despacho franco - indicaba Ely.
-¡¿Cómo?!
¡¿Vas a enfrentarte a él?! Lo siento nena pero esto es asunto
mío. No quiero parecer presuntuoso, prefiero que vayas tú a por la
tarjeta. Nos encontraremos en donde hemos dejado a Stinger.
-¿Qué
os hace pensar que os permitiré continuar con vida? Como que me llamo Dez...
¡Moriréis!
-Que sí,
que sí. Eso está por ver. Vete Ely.
Ely subió
las escaleras pasando al lado de Dez.
-No te preocupes
guapa, luego iré a por ti.
Ely, habiéndo
dejado el peligro a su espalda, comenzó a darle vueltas al asunto.
-¿Porqué
me habrá amenazado si sabe que estoy de su parte? Tendría que haber
venido ese fantoche de Juan Pedro en mi lugar. No tiene ninguna posibilidad - y
se esfumó tras la puerta.
-¿Qué?
¿Empezamos?
¿Quién
ganará el combate? ¿Dónde estará Stinger? ¿Porqué
de la amenaza de Dez a Ely, Démonah, si es una secuaz de El Doctor? ¿Acabará
todo bien?
La semana que
viene no te pierdas el Capítulo 5: Stinger desaparecido. Combate
de féminas: Ely contra Obscura.
Continuará...
Esta historia
es un relato original protegido y creado por Fox Stinger(M.N.Z.)