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No soy Beatriz de Mesina... Pero puedo ser tan ácida y corrosiva como ella. Y si no, que se lo pregunten a Wayfarer... Pero, como casi siempre, todo es mucho ruido y pocas nueces.

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Beatriz de Mesina/Female/21-25. Vive en Spain/Madrid/Móstoles/Hospital, habla Spanish. Pasa 20% del día contectado/a. Usa una conexión de Fast (128k-512k). Y le gusta Baile/Cine.
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Viernes, 28 de Mayo, 2004

Fox Stinger: GÉNESIS 2.0

Capítulo 20: ¡Metamorfos! Los Hermanos Sangrientos.

Ely se aventuró sola a entrar en el edificio en donde se suponía que estaba la sección Mathril, por una puerta trasera. Derribó a dos guardias, desactivó y destruyó el panel de electricidad. Se dirigió a una puerta fuera de lo normal que estaba custodiada por otros dos Genéticos, escuchando lo que decían.

-Algo está pasando. Los intrusos que esperábamos deben haber logrado introducirse, burlado la seguridad y han desconectado la corriente eléctrica. Tenemos que conectar la seguridad de emergencia en caso de que no se pueda restaurar desde la sala secundaria - decía uno de ellos, el más alto y fuerte en apariencia.

-¡Pero es muy peligroso! ¡Incluso para nosotros! - exclamaba el otro con cierto miedo, un Genético más bajo, menos musculoso y más delgado.

-Tranquilo, no son complicados de despachar. Tendremos cuidado. El Señor Poderoso ha dado órdenes claras de no permitir que nadie descubra lo que pasa en La Organización.

-Está bien, iré yo - decidió el Genético aparentemente más débil.

Éste desapareció tras aquella llamativa puerta.

-Espero que Taitus sepa reaccionar en caso de que los dos especimenes hayan escapado... - cavilaba el más musculoso, visiblemente preocupado al dar vueltas cerca de la puerta.

Taitus, el Genético que entró por la puerta de metal azul, llegó a un recinto en donde una escalera descendía de forma circular. Era estrecha y alargada. Bajó hasta que se detuvo en frente de otra puerta metálica pero esta vez con un extraño símbolo. Un triángulo negro invertido. Al tocarlo se iluminó de rojo y se abrió. Ante sí vio una plataforma circular y, en medio de esta, una habitación colgante con la puerta abierta. Parecía una lata de refresco. Avanzó a mano derecha para llegar al control de mandos, lugar en donde se controlaba casi todo. Desde fuera, miró a través del cristal.

-¿Dónde se ha metido Pol? - se preguntaba algo asustado.

Desde donde él se encontraba, a su espalda, se escuchaban unos sonidos escalofriantes, sin embargo, Taitus, no los hizo caso. Justo al lado opuesto, lo que parecían dos personas, se hallaban agachadas sobre otra que estaba tumbada, con espasmos en una pierna y rodeada de sangre roja. Un golpe en el interior del control de mandos, llamó su atención. Se aproximó a la puerta en la que apreciaban abolladuras y doblada ligeramente. Se abrió sin poder hacerlo del todo. Desenfundó un arma pequeña y bastante rara. Era plateada. Tenía una esfera en medio que, dentro, emitía rayos rojos o azules, según el tipo del enemigo. Si se ponía en rojo significaba que el contrincante era muy peligroso. Así lo puso Taitus. Irrumpió en el control de mandos sin dejar de apuntar. Un poco más adelante de donde se ubicaban los paneles, había otra puerta de madera bastante mala y de color blanco. Estaba entreabierta. Se ocultó en la pared, al lado de ésta. No notaba nada anómalo. Despacio, y apartando la puerta, fue al final del cuarto. De pronto, sonó un portazo. Taitus, el Genético, se dio la vuelta con mucha rapidez y con los reflejos suficientes para esquivar el ataque de su compañero. Éste se paró.

-¡Pol! ¡¿Qué te ocurre?! - dijo sin dejar de apuntarle.

Taitus se percató de dos agujeros que tenía en el cuello de los que le fluía sangre verde, mas, esta vez, no brillaba. Su color de ojos era gris muy claro y se veía pálido. Demacrado, lleno de heridas y con las ropas rasgadas, ferozmente fue a por él.

-Quiero comer Genéticos.

El que fue su amigo, sonrió de manera que pudo vérsele como le crecían los colmillos, haciéndose afilados.

-¡Eres un Vampiro Zombi! - exclamó quitándoselo de encima -. ¡Los Hermanos Sangrientos han escapado!

De nuevo, el Vampiro Zombi se lanzó a su presa.

El otro Genético que protegía la entrada, oyó un par de disparos, al igual que Ely.

-¡Taitus! Hay problemas.

El tipo sacó su arma y se marchó a investigar.

-Otro que se va. ¿Qué estará pasando? - dijo Ely intrigada.

El Genético de complexión más fuerte, llegó a la sala, al exterior del control de mandos. Caminó hacia la cabina por la que lo hizo su compañero. Escuchó un sonido desconocido, el mismo de antes con Taitus, sin saber de donde provenía pues la habitación colgante tapaba parte de la plataforma. Fue con sigilo, ya que el suelo era metálico, para no hacer ruido. Otra vez sonó ese extraño ruido pero ahora más contundente. Miró a todas las direcciones hasta que los vio.

-¡Eh! ¡Vosotros!

Arrodillados, los dos tipos se incorporaron, viéndoseles sus pies descalzos y a lo lejos al Genético.

-¡Mierda! ¡Los Hermanos Sangrientos! ¡Malditos Metamorfos!

Los dos Vampiros Metamorfos eran idénticos. Su piel era pálida y tenían la boca llena de sangre roja. Vestían harapientos, con las ropas cortadas y llenas de tiras. Los pantalones vaqueros les llegaban por encima de las rodillas y no llevaban camisa. Su cabello era violeta y sus ojos de color miel muy claros. Miraron al Genético muy serios.

-Los humanos no nos proporcionan mucha energía, en cambio, los Genéticos sí - decía uno con una cicatriz en cada ceja.

Lentamente, sus rostros dibujaban una maligna sonrisa, saliéndoles dos largos y afilados colmillos, de unos ocho centímetros. Sin vacilar, el Genético corrió de regreso por donde había entrado. Uno de los hermanos dio un gran salto posándose encima de la habitación colgante y el otro corría por la plataforma. El que pegó el salto al cuarto colgante, el de la cicatriz en las dos cejas, permanecía impasible, quieto, como estudiando a su víctima. Por su parte, el Genético, desesperado, alcanzó la puerta.

-¡Maldita sea! ¡Se ha atascado!

Así que dio la vuelta para entrar al control de mandos, pensando que allí estaría a salvo, pues podría sellar la puerta. Sin embargo, lo que no sabía es que se hallaba rota. Logró llegar, dándose cuenta del detalle de la puerta, pero los Hermanos Sangrientos también. Uno se puso delante suyo y el otro detrás.

Ely, que había seguido al Genético al presentir que algo no andaba bien, irrumpió en la sala, viendo al que tenía una cicatriz larga en el pecho, clavándole los colmillos y el otro, el de la cicatriz en cada ceja, con las dos manos en el pectoral del Genético. La energía salía del casi cadáver como una especie de humo blanco. Los Hermanos Sangrientos miraron por el rabillo del ojo.

-Sus energías están aumentando. Le están robando su fuerza - contemplaba Ely atónita.

Ely disparó contra los Metamorfos y estos huyeron escaleras abajo. Con precaución se acercó al Genético al que habían absorbido la energía. Se desangraba por el cuello. Alrededor de él se formaba un charco de sangre verde fluorescente que, al contrario de otras veces, no se desvanecía, sino que se volvía más oscura. El Genético hizo un gesto señalando su fin. Dejó de exhalar. Ely se quedó observándole. De repente, comenzó a respirar otra vez. Ely le apuntó con la pistola.

-Los Hermanos Sangrientos, Vampiros Metamorfos...

-¿Quién los ha creado? ¿El Doctor?

El Genético, poniéndose muy pálido, afirmó con la cabeza.

-¿Dónde se ubica La Organización? ¿La sección Mathril?

-De..., detrás de La Organización está El Doctor. Experimenta para crear un ser perfecto que destruya a quien él llama El Principio y luego a la Raza Humana.

-¿Es posible que Juan Pedro sea un títere de El Doctor? Si es así no es tan bueno como quiere hacernos creer. No es mejor que yo.

El tipo quiso levantarse.

-Quieto ahí. Ni te muevas.

-Los Vampiros Metamorfos sólo pueden morir con una estaca o cualquier otra arma que esté hecha con una mezcla entre plata y madera.

-¿Dónde puedo encontrar esa arma?

-En el armario que hay en el control de mandos.

De súbito, los colmillos le crecieron. Continuó en el suelo mientras que Ely iba al control de mandos, escuchando sonidos siniestros. Avistó el armario, encontrando dentro una potente linterna y un par de estacas con mezcla de madera y plata. Los ruidos venían de la otra puerta, donde anteriormente había entrado el Genético Taitus. Al ser algunos fuertes, llamaron su curiosidad pero al tener prisa, no indagó. Acto seguido, regresó junto al Genético que parecía estar muerto. Ely concentró su mirada en él, pues había algo que no la gustaba. De golpe, el Genético abrió los ojos para ver una estaca clavada en su pecho. Tras un disparo en la frente, el cuerpo estalló convirtiéndose en polvo.

-Ahora sí - dijo pegando un suspiro.

Después de todo esto, tomó la resolución de bajar por las escaleras para localizar lo que fue la sección Mathril de La Organización.

¿Habrá otros seres peligrosos aparte de Los Hermanos Sangrientos? ¿Se reencontrará ella con sus amigos? ¿Cómo les irá a Juan Pedro y a Stinger? ¿Correrá peligro sus vidas?

No te pierdas la semana que viene el Capítulo 21: Stinger se pierde. Un prisionero llamado Asuero.

Esta historia es un relato original protegido y creado por Fox Stinger(M.N.Z.)

Nota: Si alguna palabra no es comprendida por el lector, visite el sitio web de la Real Academia de la Lengua Española.