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No soy Beatriz de Mesina... Pero puedo ser tan ácida y corrosiva como ella. Y si no, que se lo pregunten a Wayfarer... Pero, como casi siempre, todo es mucho ruido y pocas nueces.

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Beatriz de Mesina/Female/21-25. Vive en Spain/Madrid/Móstoles/Hospital, habla Spanish. Pasa 20% del día contectado/a. Usa una conexión de Fast (128k-512k). Y le gusta Baile/Cine.
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Jueves, 03 de Junio, 2004

El dá después de mañana

El día después de mañana se estrenó el 28 de mayo. Fue dirigida por Roland Emmerich, un alemán que declaró a la revista Der Spiegel: “nunca quisiera ser americano”. Godzilla fue una película anterior de Emmerich, quien mantiene que el recalentamiento terrestre es el “único problema suficientemente grande para obligar a todos los países del mundo a dejar la guerra y colaborar en la salvación del planeta”. Hasta ahora no ha habido respuesta de Corea del Norte, de Irán ni de Osama bin Laden.

Los cambios climáticos sí son un tema serio. ¿Acaso las emisiones de dióxido de carbono provocadas por los humanos recalentarán el planeta, con fatales consecuencias dentro de un siglo? Eso es lo que los científicos no-politizados están tratando de determinar y tienen tiempo para hacer sus investigaciones y recomendaciones.

Pero la película nada tiene que ver con ello. Gregg Easterbrook, editor senior de New Republic dice que es peor que risible y un film “de tercera categoría” y según George Taylor, climatólogo de Oregon, “tomaron varias falsedades científicas y de ellas hicieron una película”. Sin embargo, los defensores de Kyoto y los enemigos del presidente Bush están utilizando El día después de mañana para conseguir dinero. La organización izquierdista MoveOn.org reclutó a Al Gore para que diera una conferencia de prensa, hace un par de semanas, diciendo que Bush es el verdadero proveedor de ciencia ficción respecto al cambio climático.

Sea usted el juez. La trama de la película se desarrolla así: el recalentamiento global derrite el hielo en el polo y toda esa agua fría cae en la Corriente del Golfo, que calienta al Atlántico Norte. Esto sucede en pocos días. Se producen tormentas gigantescas de nieve que acumulan decenas de metros de pies de nieve en las regiones templadas. Durante el siguiente verano se derrite la nieve y una marejada de 30 metros de alto ahoga a millones de personas. Huracanes con vientos de 400 kilómetros por hora arremeten contra Los Angeles, etc.

El día después de mañana es la película fantasiosa de este verano, pero Emmerich, Gore y su gente quieren que la tomemos en serio. En realidad demuestra la desesperación del movimiento que quiere obligar a Estados Unidos a aceptar el Protocolo de Kyoto. Primero nos acusaron de mantener una posición unilateral e imbécil respecto a Kyoto. Con la película nos dicen: “vean lo que lograron”.

La realidad es que Gore firmó el Protocolo de Kyoto en 1997 en contra de la posición unánime del Senado y el presidente Clinton jamás lo envió al Congreso para ser ratificado. Las razones son sencillas: hubiera tenido un efecto muy pequeño en el clima, pero hundiría al mundo en una depresión económica y estaba redactado para dañar a Estados Unidos en beneficio de Europa. El presidente Bush declaró, a principios de 2001, que Kyoto es “fatalmente defectuoso” y ordenó más investigaciones.

Lo que los científicos han descubierto últimamente hace dudar sobre los posibles cambios abruptos del clima con que tratan de asustarnos los ambientalistas radicales y esta película. Y las medidas propuestas por Kyoto, encareciendo exageradamente la electricidad, serían un verdadero desastre para los países pobres.

La mejor arma para combatir todas las calamidades, naturales o producidas por el hombre, es el crecimiento económico. El científico danés Bjorn Lomborg, autor del libro The Skeptical Environmentalist, mantiene que “con lo que cuesta instrumentar el Protocolo de Kyoto durante una año, podríamos brindar agua potable y sanidad para siempre a toda la gente del planeta”.

En cuanto a devastadoras olas en la Corriente del Golfo, el oceanógrafo Carl Wunchs de MIT mantiene que “la posibilidad de que eso ocurra en los próximos 10 millones de años es poco más que cero”.

Una película de horror más cercana a la realidad actual se podría llamar: Kyoto, el monstruo que rehúsa morir. Pero quizás la película El día después de mañana termine clavándole una estaca en el corazón de Kyoto.