Las cosas cambian
Supongo que, yo al igual que otras personas, habrán pensado alguna vez en
el pasado. Aquello que hacían y que ahora no hacen, en lo mal que les iba
antes y lo bien que le va ahora o viceversa, que ahora es mayor y que le gustaría
regresar a la juventud o cosas parecidas. Y es que la cosas cambian inevitablemente.
Cuando somos pequeños estamos deseosos de hacernos mayores para ir a discotecas,
para sacarte el carnet de conducir, para tener novi@ o tener relaciones... Sin embargo,
cuando llegamos y nos hacemos adultos, algun@s quisieran volver a aquellos tiempos
en los que también podías tener una pareja, los típicos rollos
y que tenías más oportunidades en algunas cosas que en este momento
es imposible. O cavilabas sobre cómo o en dónde estarías en
el dos mil y pico. También pensabas en tu futuro y decías, "me
voy a comer el mundo", o no.
Es tontería pensar que las cosas no cambian, pues estas lo hacen constantemente,
incluso a cada segundo. El tiempo pasa demasiado deprisa y no te da para disfrutar
de lo que es realmente bueno, sano. Un día estás feliz y al día
siguiente se te ha muerto un ser muy querido. Otro día estás solter@
y sin compromiso y al otro estás casado, o casada, y, tal vez, con hijos.
Y no sólo en lo personal. La tecnología, los países, la forma
de pensar de las personas, el clima, las enfermedades, la economía, las personas...
Un constante y vertiginoso cambio te golpea de bruces sin que te des cuenta. Todo
lo que recuerdas con añorancia lo vas olvidando por que hasta tú mismo
estás cambiando y no te enteras. Mas no hay que sujetarse del pasado, hay
que seguir adelante con nuevas metas y con ganas de vivir porque este mundo, aunque
algunos les parezca tonto lo que voy a decir, nos ahoga, nos deprime, nos sentimos
incluso vacíos. Es una lucha constante y dura, muy dura. Muchas personas
dicen, "yo no voy a cambiar nunca". Mentira. Esos son los primeros que
cambian. En muchas ocasiones para peor y pocas para mejor. Aunque, pensándolo
fríamente también hay otras que no cambian nunca. Cuando alguien dice
que cuando, por ejemplo, se case las cosas no van a cambiar, tras casarse ves los
primeros efectos del cambio. Es normal, es irremediable, se escapa a nuestro control
y por más que uno no quiera... Las cosas cambian. Yo echo la mirada atrás
y está claro que he cambiado en gran parte de mi personalidad. Es lógico,
ahora soy adulto, tengo responsabilidades, o debería ocuparme de ellas, tengo
problemas, mis errores casi imperdonables... Odio que las cosas cambien pero, ¿qué
puedo hacer yo? No puedo ir contracorriente. Tengo que cambiarlas porque sino saldré
perdiendo. Las cosas cambian por que vivo, estoy vivo. Es posible que necesitemos
que todo los que nos rodea cambie, sino mucho, por lo menos un poco. Cambiar es
bueno, sí, aunque a veces duele, pero es bueno y si es para bien, muchísimo
mejor.
En fin, hay que resignarse con la lucha, tanto interna como externa, que nos ha
tocado vivir.
Escrito por M.N.Z. para Beatriz de Mesina.