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No soy Beatriz de Mesina... Pero puedo ser tan ácida y corrosiva como ella. Y si no, que se lo pregunten a Wayfarer... Pero, como casi siempre, todo es mucho ruido y pocas nueces.

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Beatriz de Mesina/Female/21-25. Vive en Spain/Madrid/Móstoles/Hospital, habla Spanish. Pasa 20% del día contectado/a. Usa una conexión de Fast (128k-512k). Y le gusta Baile/Cine.
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Viernes, 19 de Noviembre, 2004

Fox Stinger: GÉNESIS 4.0

Capítulo 40: Juan Pedro: El regreso de un recuerdo olvidado.

Nero robó, del interior del cuerpo de Stinger, La Biblia Oscura. Erión, lleno de cólera, le derrotó. Lilith, una hermosa mujer, se apoderó de la biblia. Erión intentó impedirlo pero esta mujer era mucho más fuerte. Después, se llevó consigo La Biblia Oscura y a Nero, desapareciendo a través de un portal dimensional. Enseguida Erión llevó a Stinger a un hospital ya que este no respiraba. Encontrando a un estudiante de medicina, el joven intentó, por mucho tiempo, reanimarle pero no pudo. Stinger estaba muerto.

El joven estudiante en medicina, tras diez minutos, volvió a la habitación en donde se encontraba Erión.

-Lo siento muchísimo, si hubiera tenido más experiencia tal vez podría haber hecho más.

-No te preocupes, chico, el único que tiene la culpa soy yo. Se suponía que debía protegerle, era la única esperanza de salvar los sueños.

-¿Le apetece tomarse algo en la cafetería? - preguntó el muchacho con timidez -. Ahora todo es gratis.

Erión esbozó una ligera sonrisa mirando al joven futuro doctor.

-Sí, me vendrá bien tomar algo.

Dejando el cuarto, en ella se quedó el cuerpo sin vida de Stinger, el cual Erión, con la ayuda del doctor, taparon con una sábana. El estudiante y Erión llegaron a la cafetería. Sacaron un refresco de una máquina y se sentaron.

-¿Porqué no le quitaría antes la biblia habiendo tenido más de una ocasión para hacerlo? Aunque no tengamos la biblia si por lo menos él estuviera vivo aún quedaría esperanza.

-No comprendo lo que dices. ¿Tan importante es esa biblia? Pero por lo que me dices tu amigo es el único que puede sacarnos de esta situación. Yo no sé lo que pretende ese doctor con sus experimentos. Sin embargo la esperanza es lo último que se pierde, mientras haya esperanza hay una posibilidad por muy pequeña que sea.

De repente, en la habitación en donde reposaba el cuerpo de Stinger, la sábana que permanecía encima de él comenzó a moverse por la altura de la nariz, tomando aire y exhalando aliento de forma muy débil.

-Eso ya no importa - decía Erión -. Estamos condenados. El Doctor conquistará todos los sueños y sus mundos, los destruirá y llegará al Mundo Supremo.

-Aunque tu amigo haya fallecido, no puedes permitir que eso suceda. Si has estado con él desde el principio y has luchado a su lado, deberías seguir luchando... Por él. Si algo he aprendido es que todo lo que se empieza tiene que acabarse con todas las consecuencias, es una responsabilidad que cargas al tomar una decisión. Si no lo intentas, si no se lucha, nunca verás en qué acaba tu esfuerzo, tu lucha. Vaya - dijo ruborizándose -. Creo que he dicho puras tonterías.

-Muchas gracias por tus palabras - dijo sin demostrar ninguna emoción.

Alguien caminaba por el pasillo. Su andar era lento e inseguro. Su vista era en primera persona, observando todo con triple imagen, viendo a Erión y al proyecto de doctor sentados. Se dirigió hacia ellos de manera sigilosa. Finalmente se plantó delante de ellos, mas estos no se dieron cuenta pues le daban la espalda.

-Me tengo que ir. Muchas gracias por todo y ten cuidado, chaval, la ciudad es más peligrosa que nunca.

Erión se levantó del asiento y se fue. El estudiante también se incorporó y se volteó chocando con alguien. Miró a la persona con la que había chocado y se quedó pálido, con los ojos abiertos como platos, enfocándose estos cual película.

Era de noche. Las calles estaban tranquilas hasta que unas explosiones empezaron a romper la serenidad. Los Genéticos destruían todo a su alcance, invadían las casas y los edificios en busca de Stinger, de hecho, algunos clamaban su nombre a voz en grito.

Mientras tanto, Ely y Juan Pedro continuaban inconscientes. No obstante, Juan Pedro inició un sueño del pasado.

El sol estaba ocultándose. Se encontraban en un edificio de oficinas pertenecientes a La Organización. Juan Pedro, con tan solo dieciocho años de edad, portaba en su mano una pequeña y moderna linterna. En aquel entonces, Juan Pedro era muy delgado y bajo de estatura, se notaba que aún era un crío. Iba acompañado de un chico más mayor que él. Tendría unos veintitrés años. Físicamente era parecido a Juan Pedro en el presente. Un poco musculoso, de ojos y cabello negro y muy corto, moreno de piel, alto. Vestía de oscuro, con ropa muy ceñida al cuerpo y unas botas negras de militar. Entraron en una sala de ordenadores. Treparon hasta introducirse por los conductos de ventilación. Arrastrándose por ellos, llegaron a un despacho lujoso. Allí, desde arriba, ambos escucharon una conversación entre el Señor Poderoso y otra persona.

-Calixto - dijo Juan Pedro en susurro-. ¿Puedes escuchar algo de lo que dice?

El hermano de Juan Pedro le señaló silencio. Seguidamente, Calixto le dio órdenes.

-Larguémonos.

-Pero, hermano, es corrupto. Estoy seguro que él está metido en todo esto y lo peor es que es alguien importante dentro de La Organización.

-Hemos venido a por pruebas de los experimentos. No metas las narices en donde no te llaman.

-¿Y si descubrimos algo importante? Tal vez podríamos desterrarle de La Organización.

-No empieces con tus fantasías.

Calixto, hermano de Juan Pedro, continuó adelante dejando atrás a su inexperto hermano sin darse cuenta. Así que, Juan Pedro regresó a la sala de ordenadores para indagar por su cuenta. Logró llegar al despacho en donde había oído la conversación del Señor Poderoso. Entro en la gran sala. Afortunadamente no había nadie. Se puso a investigar en el ordenador.

-¡Qué guay! He desenmascarado al Señor Poderoso - por un instante se quedó pensativo -. ¿Qué es esto? Parecen biblias con un extraño símbolo - y seguía leyendo:-¿Proyecto Génesis? ¿Qué será?

No pudo averiguar más ya que necesitaba una clave de acceso. Sin embargo, no muy lejos de allí, escuchaba el murmullo de unas voces pero no había ninguna otra entrada. Juan Pedro agudizó el oído y buscó.

-Si localizas a El Génesis y te deshaces de él, te haré más poderoso - decía alguien con una voz ronca.

-Le prometo, señor Eterno, que encontraré las biblias y al muchacho.

De pronto, el teléfono móvil del señor Poderoso comenzó a sonar.

-¿Sí? - contestó -. ¿Estás seguro?

-¿Qué pasa? - preguntó el mismo hombre de antes, cubierto totalmente por una capa negra y con capucha, con voz muy áspera.

-Señor Eterno, hay unos espías merodeando por aquí.

Juan Pedro, mientras tanto, palpaba las estanterías, las mesas, los armarios, hasta que, finalmente, tras tocar unos dibujos apocalípticos de la pared, esta se abrió con brusquedad, haciendo que Juan Pedro cayera al suelo.

-Sorpresa - sonrió el señor Poderoso -. He aquí uno de nuestros espías y nada menos que de La Organización.

-No quiero riesgos - decía el encapuchado -. Nadie debe interferir en mis planes. Señor Poderoso... Mátele.

Estando Juan Pedro en el piso, el señor Poderoso le agarró de los pelos y le puso en pie. Lugo le soltó dándole un empujón contra la pared. Rápidamente sacó un arma, que llevaba en la cintura, y le apuntó a la sien. De forma repentina surgió Calixto, el hermano de Juan Pedro.

-¡Calixto! ¡Ayúdame! - suplicó.

-Calixto, te esperábamos - expresó el señor Eterno.

-Señor Eterno, no es necesario que le maten. Ya me ocuparé yo de él - dijo el hermano con indiferencia hacia Juan Pedro.

-¿Cómo? Hermano, ¿qué significa esto? ¿Estás de su parte?

-Deberías saber salir de esta situación, Juan. Tú eres mucho más fuerte e inteligente que yo. Naciste con ese don - hizo una pausa intensa y prosiguió: - Señor Eterno, cumpla con su parte del trato.

-¿Trato? ¿Qué trato? ¡Calixto, somos hermanos! - decía casi llorando.

-Nos volveremos a ver.

Acto seguido, golpearon a Juan Pedro en la nuca. Se mareaba de manera gradual y, mientras caía al suelo, veía cómo su hermano le miraba sin aflorar ninguna emoción. Se asemejaba a un alma sin conciencia. Le dio tiempo a contemplar cómo el hombre con capucha y capa negra se ponía detrás de su hermano y cómo parecía introducirse en el cuerpo de este. Al rato, Calixto caía también al suelo con los ojos abiertos y, aparentemente, muerto. De pronto notó un aire perturbador. Vio que su hermano se elevaba por el aire con el cuerpo sin vida y de este emanaba un aura oscura y siniestra. La piel de Calixto parecía resquebrajarse para convertirse en otra cosa. Se le hinchaban los músculos y daba la sensación de que las venas iban a estallar. Con esta visión tan desagradable de su pasado, Juan Pedro despertó con brusquedad.

-Hey, tranquilo - intentó calmar Lana sentada a su lado -. Ha tenido una pesadilla.

-Se había borrado de la memoria y ahora... ¿Porqué lo he recordado? - se preguntaba mientras miraba turbado a su alrededor -. Por cierto, ¿dónde estoy?

-Me llamo Lana y estamos en el sótano de mi motel... La ciudad está siendo atacada por los monstruos y El Doctor ha amenazado con destruir, además, Dirdam. La gente ha huido a otros lugares y tus amigos han salido.

-¿Se han ido? ¿Cuánto tiempo hace que estamos aquí? - preguntó mirando a Ely.

-En el motel casi un día, en este sótano, seis horas.

-Ely - dijo observándola dormida -. ¿Cómo se encuentra?

-Ha tenido fiebre alta pero creo que ya está totalmente recuperada aunque necesita descanso, como usted.

-Por favor, no me llames de usted que no soy tan mayor. Por lo que veo tienes muchas provisiones de comida y bebida. No tengo dinero...

-A estas alturas ya el dinero no importa, lo van a destruir todo. Coma y beba cuanto quiera.

-Tarde o temprano tendremos que irnos - avisaba al tiempo que comía y bebía -. No sé qué plan tendrían Erión y Stinger. En cuanto Ely se sienta mejor, nos iremos.

-¿Y si vienen sus amigos mientras están fuera?

Desde el exterior, Erión aporreó la puerta metálica. Lana se levantó deprisa, subió las escaleras y abrió la compuerta del sótano.

-¡Espera! - le gritó Juan yendo detrás de ella -. Es Erión. Voy contigo.

Juan Pedro adelantó a Lana y fue él quien abrió la compuerta del sótano al igual que la puerta metálica de la entrada al motel, en donde aguardaba Erión. Antes de hacerlo, miró por la mirilla.

-Sí, es Erión.

Entonces le abrieron comprobando que estaba solo, que Stinger no estaba con él.

-¿Y Stinger? - preguntó Juan Pedro mirando a todas las direcciones.

Erión se quedó inmóvil, sin decir nada y sin ningún atisbo de sentimiento que indicara algo.

¿Qué harán ahora que Stinger está muerto? ¿Habrá esperanza? ¿Podrán Ely, Juan Pedro y Erión acabar con las maquinaciones de El Doctor? ¿Habrá alguna sorpresa? Seguro que sí.

No te pierdas la semana que viene el Capítulo 41: El renacer de El Génesis. Rumbo al castillo.

Continuará...

Esta historia está registrada y protegida. Es un relato original creado por Fox Stinger(M.N.Z.)

Nota: Si alguna palabra no es comprendida por el lector, visite el sitio web de la Real Academia de la Lengua Española.