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No soy Beatriz de Mesina... Pero puedo ser tan ácida y corrosiva como ella. Y si no, que se lo pregunten a Wayfarer... Pero, como casi siempre, todo es mucho ruido y pocas nueces.

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Beatriz de Mesina/Female/21-25. Vive en Spain/Madrid/Móstoles/Hospital, habla Spanish. Pasa 20% del día contectado/a. Usa una conexión de Fast (128k-512k). Y le gusta Baile/Cine.
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Viernes, 08 de Julio, 2005

Fox Stinger: GÉNESIS 5.0

Capítulo 52: El rapto de Troyana. Todos al rescate.

Ely y Juan Pedro fueron a la Biblioteca Municipal para tomar el diario del doctor Andrés, sin embargo, alguien se les adelantó. Un misterioso personaje con la energía parecida a Nero, pero mucho más superior. Les cegó y les dejó una bomba. Salieron como pudieron hasta que, finalmente, saltaron al vacío al tiempo que la biblioteca estallaba. Mientras tanto, Stinger se entrenaba duro. Este le confesó a Erión su preocupación por el embarazo de Troyana. Después de un rato, Juan Pedro y Ely llegaron, le contaron lo sucedido y Stinger les reveló el nombre de su hijo, Fox Stinger. Por su parte El Doctor, tras saber que Stinger tendría un hijo, su mente empezó a tramar algo.

En el complejo de La Organización, deteriorado por el combate de Stinger con el Señor Poderoso, todos fueron a la cocina, encontrando a Troyana haciendo la cena.

-¿Se puede saber qué estás haciendo? Debes guardar reposo – dijo Stinger preocupado y mal humorado, intentado apartarla de la cocina y cogiendo la sartén que Troyana tenía agarrada.

-No te pongas pesado. Estoy harta de depender de personas a quienes no les caigo bien – dijo mirando a Ely -. No puedo estar las veinticuatro horas del día metida en la cama – se expresaba enérgicamente.

-Sabes que el médico te ordenó descanso por el bien de Fox y el tuyo. Estás muy débil.

-Pues, fíjate, estoy andando y discutiendo contigo, así que tengo fuerzas suficientes.

-Déjala, Stinger, está acostumbrada a ser autosuficiente por su trabajo como caza vampiros – metía baza Ely.

-Repite eso, guapa. Puede que esté débil pero, créeme, soy capaz de darte una lección.

-¿Con ese bombo? Pretendes hacerme reír, ¿no?

-¡Callaos! Ely, ¿por qué no te metes en tus asuntos? – recriminó Stinger -. Troyana, por favor, vete a la cama.

-¡No quiero! ¡No soy un vegetal! ¡Hasta me duele el cuerpo de estar clavada en la cama. Haré la cena para mí y punto!

-Deberíamos irnos – aconsejó Ely molesta.

-Sí, vayámonos – agregó Erión con la seriedad de costumbre.

-¡Esperad! – cortó Stinger -. Voy con vosotros. Quieres hacer la cena – dijo dirigiéndose a Troyana -. Pues hazla pero al rato voy a regresar.

Todos dieron la espalda a Troyana y salieron por la puerta. Solamente se veía de la boca hasta abajo del cuerpo de Troyana.

-Ha llegado el momento... – murmuró.

El grupo llegó al comedor y prendieron la televisión. Había un profundo silencio.

-El Palacio de Cristal ha desaparecido de su ubicación, llevándose consigo a la horda de monstruos que han arrasado la ciudad. Los científicos han detectado un movimiento de tierra en el descampado de Campo Norte. Suponen que el palacio se ha trasladado allí por medios extraños – informaba la reportera.

De súbito, sonó un estruendoso ruido que hizo temblar el edificio.

-¡¿Qué pasa ahora?! – exclamó Ely.

-¡No lo sé pero no me gusta nada! ¡Hay que ir a buscar a Troyana! – dijo Stinger -. ¡¿Qué es esa energía?!

Stinger miró a Erión y a los demás.

-¿No es la misma que la de la biblioteca? – caviló Juan Pedro.

-Apresurémonos – señaló Erión.

El temblor hubo pasado cuando irrumpieron en la cocina. Se hallaba destrozada. En el techo se veía un agujero de grandes proporciones por el que caían algunos escombros. Troyana no se hallaba allí.

-¡¡¡Troyanaaaaaaa!!! – clamó Stinger con tremenda fuerza pulmonar.

Sus amigos, impotentes, no se atrevieron a decir palabra.

Pasaron dos días desde el secuestro de Troyana. Stinger parecía cabizbajo, sin embargo, en su cabeza maquinaba un plan.

Al tercer día hizo a todos reunirse en el comedor.

-Me pregunto si podré vencer a El Doctor y a esa nueva amenaza, incluyendo a La Pesadilla Eterna... – inició Stinger.

-Claro que sí – intentó animar Ely -. Has aumentado tus habilidades y tu fuerza es asombrosa. Supera con diferencia la mía. Si antes El Doctor te temía, ahora estará sudando de pavor.

-He notado la fuerza del Genético que se llevó a mi mujer y es infinitamente superior a la mía.

-¿Puede ser que Nero no haya perecido? – meditaba Erión sin hablar.

-No seas derrotista, Stinger, recuerda que todos tenemos una responsabilidad. No sólo tu mujer y tu hijo están en peligro sino todos los mundos y El Creador – seguía Ely diciendo.

-Y no nos olvidemos de Alexei que dentro de poco se convertirá en El Oráculo ni cuando, al fusionar las biblias, aparezca el Libro Sagrado de Los Sueños – añadió Juan Pedro.

-Lo he estado pensando. Yo me encargaré de encontrar a Troyana y vosotros intentaréis entrar en el Palacio de Cristal. Cuando haya recuperado a mi familia me reuniré con vosotros lo más pronto posible. ¿Qué decís, chicos?

-Que somos un equipo y te apoyamos al cien por cien, amigo – finalizó Juan Pedro.

Todos se miraron a los ojos, asintieron con la cabeza y, con espíritu fortalecido, se iban a preparar para, lo que podía ser, su último combate juntos pero, antes, Stinger les detuvo.

-¡Amigos! – todos se dieron la vuelta -. Muchas gracias. ¿Qué habría sido de mí sin vosotros?

-Uuuuuuum... Se lo preguntaremos a El Creador... Si le vemos algún día – bromeó Juan Pedro.

Echaron unas risas y se fueron a los respectivos aposentos.

Pasados diez minutos, llegaron corriendo Ely y Juan Pedro, los cuales discutían. Stinger y Erión llevaban ese tiempo esperando junto a la puerta de salida.

-Eres un idiota. Siempre estás haciendo el payaso – decía Ely.

-Estoy hasta las narices de ti. No tienes sentido del humor, no paras de insultarme... Si no fueras mujer te ibas a enterar.

-¡Machista! ¡Atrévete! Te aseguro que te arrepentirás – incitaba la fémina.

-Eres una soberbia, prepotente y creída. Menos lobos caperucita.

-¡¿Cómo dices?!

-¡¿Queréis dejarlo ya?! – les paró Stinger en seco dejándoles con la palabra en la boca -. Sois unos peñazos – decía muy serio -. Lo que debéis hacer es aceptar que estáis enamorados y cuando pase todo esto, tener hijos – acabó riéndose.

Erión sonrió sutilmente. La pareja se puso colorada de la vergüenza.

-No digas tonterías. ¿Yo? ¿Enamorada de este? Ni aunque fuera el último hombre sobre este mundo. Es inaguantable, irritable, es un crío...

-Mira quien fue a hablar, la que se pone celosa cual adolescente – mencionó Juan Pedro parpadeando rápidamente y con voz sarcástica.

-Vale, chicos, quiero deciros algo. Sé que de un tiempo a esta parte he estado distante con vosotros. Supongo que sois conscientes de la gravedad de la situación – dijo con cierto aire de tristeza.

-Stinger – interrumpió Ely, acercándose a su amigo -. Pase lo que pase, siempre estaremos contigo. Te queremos y nunca te abandonaremos. Antes has preguntado que qué habría sido de ti sin nosotros. Esa pregunta está mal planteada. ¿Qué hubiese sido de nosotros si no hubieras aparecido en nuestras vidas? Sólo El Creador lo sabe. Eso sí, si te pasas al bando de los malos, no cuentes conmigo.

-Descuida. Quizá no os vuelva a ver pero irme con los malos... Ni harto de vino. Bien, es hora de enfrentarnos al futuro de los sueños.

Los cuatro se aproximaron a un gran portón de hierro blindado que se abrió por la mitad. A medida que avanzaban, eran envueltos por la luz, al tiempo que las puertas se cerraban.

Cerca del Palacio de Cristal, en el Campo Norte, El Doctor esperaba con impaciencia la llegada de Stinger y compañía. Se encontraba en lo alto de un rascacielos, en donde aterrizan los helicópteros. Allí también estaba presente Alexei, con las mismas cadenas, con las ropas rasgadas, con sangre por el cuerpo, lleno de rasguños y moratones.

-Estoy ansioso, Stinger. El tiempo se agota. Yo soy tu verdugo.

-Qué teatrero. Sabes que el que va a morir eres tú – saltó Alexei.

-He sido un blando porque eres un niño. Lo que te he hecho pasar no ha sido suficiente para cerrarte esa boca. Dentro de dos días no tendrás tantas ganas de fastidiar. Tan solo serás un muñeco de trapo con carne y huesos. Bien sabes que con las biblias en mi poder, la oscuridad aumentará y con ella mi poder.

Una niebla violeta y negra se presentó delante de El Doctor y Alexei, quien no pudo discernir qué o quién era. Segundos más tarde se convirtió en carne y hueso, era la bella Jénoma. Tan solo se la veía su bonita y musculosa pierna, la caída de un vestido granate con abertura al lado y un zapato del mismo color con un tacón muy fino y, un poco más retirado, a El Doctor.

-Señor, espero sus órdenes – dijo con voz cálida y suave.

-Mi perfecta creación, Lilith... Cuando llegue Stinger quiero que te encargues de él. Ya pensaré algo para el polvo que lo acompaña.

-Como ordene, Señor. ¿Se le ofrece algo más?

-Cuando Troyana para, arrebátale el hijo. No sabemos si su embarazo puede causarle efectos secundarios.

Lilith se volvió a convertir en niebla y se disipó.

-¿Llegarás a tiempo para impedir el Apocalipsis? – se quedó pensativo y se dirigió a Alexei: -Está bien. Nos trasladaremos al lugar más alto.

El Doctor tocó a Alexei. Una luz les inundó hasta hacerse grande para desvanecerse con ellos.

¿Qué les pasará a Stinger y sus amigos? ¿Qué tendrá planeado El Doctor para ellos? ¿Qué misterio rodea a Troyana?

No te pierdas el Capítulo 53: Un ser oscuro. El Guerrero de La Luz.

Continuará...

Esta historia está registrada y protegida. Es un relato original creado por Fox Stinger(M.N.Z.)

Nota: Si alguna palabra no es comprendida por el lector, visite el sitio web de la Real Academia de la Lengua Española.