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No soy Beatriz de Mesina... Pero puedo ser tan ácida y corrosiva como ella. Y si no, que se lo pregunten a Wayfarer... Pero, como casi siempre, todo es mucho ruido y pocas nueces.

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Beatriz de Mesina/Female/21-25. Vive en Spain/Madrid/Móstoles/Hospital, habla Spanish. Pasa 20% del día contectado/a. Usa una conexión de Fast (128k-512k). Y le gusta Baile/Cine.
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Viernes, 07 de Octubre, 2005

Fox Stinger: GÉNESIS 5.0

Capítulo 65: La esperanza que se desvanece.

Erión tuvo una confusión existencial pero finalmente se rebeló contra su progenitora ya que El Doctor había combinado las biblias, en las que aparecieron dos estigmas, uno blanco en la parte delantera, y otro negro en la trasera y unas letras de color de plata en el interior. Stinger no pudo hacer nada pues estaba mal herido a causa del castañazo propinado por Erión. La energía de éste también fue absorbida por La Pesadilla quien ganaba poder. Esta quiso apoderarse de El Libro Sagrado, no obstante, no pudo. Del libro salió un rayo que fue a parar a la frente de Stinger, surgiéndole El Stigma, produciendo en él un cambio. Sin embargo, La Pesadilla miró el libro y vio que se escribía un nombre.

-Maldito Doctor, tus experimentos serán mi perdición – dijo La Pesadilla.

Finalmente, el rayo sobre la frente de Stinger, cesó. La Pesadilla intentó tocar el libro, mas El Doctor lo tomó antes.

-¡¿De dónde sales tú?! Creí que me había deshecho de ti – dijo La Pesadilla enrabietada.

-Ay, Señor Eterno, ¿o debería decir Señora Eterna? Tan poderosa que te crees y tan ignorante, idiota, patética y mediocre que eres – insultó El Doctor -. ¿De veras pensabas que podías eliminarme así como así? Recuerda que soy la parte maligna de El Creador, él me creó.

-¿Seguro? Eso no significa nada.

-Boba, significa mucho.

-He de confesar que me has sorprendido, demasiado para mi gusto y odio las sorpresas, sobre todo al descubrir que separaste la oscuridad de la caza vampiros para que sedujese a El Génesis y tuviera un hijo de sangre pura, aunque nacerá con los poderes característicos de la caza vampiros a parte de los de su padre. Ni yo lo hubiese planeado mejor. Desde que supe tus planes con respecto al hijo de Stinger empecé a maquinar. Así que secuestré al bebé. Tuve que matar a tu más perfecta creación que resultó ser una inútil incompetente. Fue una estúpida al conducir a tus enemigos hasta el bebé.

-No me engañas, tus intenciones era de matar al niño.

-Hum, confieso que al principio fue así. Más tarde pensé, ¿y si le convierto en el heredero de La Oscuridad?

-Qué predecible. Sabía que algo parecido pensarías por esa razón ordené a Lilith que guiará a nuestros enemigos a tus aposentos en donde retenías al bebé. Si no lo tengo yo prefiero que esté con su padre que no con alguien como tú.

-Si tú ibas a hacer lo mismo cuando obtuvieras el poder. ¿O me lo vas a negar ahora?

-¿Cuando lo obtuviera? ¿No te he dicho aún que soy una creación de Mario? Mi vínculo con él es muchísimo más fuerte que la tuya, de hecho este libro lo demuestra.

De repente, El Doctor metió la mano en el libro, penetrando en su interior.

-¡Qué energía! – decía al tiempo que se le ponían los ojos negros, el cabello negro con mechas blancas y de punta, y El Stigma de la frente de color negro con los bordes blancos.

-¡¿Qué significa todo esto?! – exclamó La Pesadilla.

-¿Todavía no lo sabes? – preguntó El Doctor con la voz más ronca y distorsionada por la reverberación -. Yo pude leer La Biblia de La Luz y puedo leer este libro.

Mas El Libro Sagrado comenzaba a tragarse a El Doctor.

-¡Pero, ¿qué ocurre?! – gritó El Doctor asustado.

Al rato, se desprendió del libro que dejó de brillar y se volatilizó.

-¡¿Qué has hecho?! ¡Ese poder era mío! – vociferó La Pesadilla formando una alteración sónica contra El Doctor que fue lanzado lejos de allí -. Vaya con Mario, el descontrol de sus sueños me va a costar caro pero algún día, no muy lejano, dejará de soñar.

Con prontitud, descendió de las alturas, poniéndose enfrente de Stinger que yacía de pie con las piernas arqueadas, los brazos caídos y la cabeza gacha cual títere. El aura blanca le rodeaba la silueta de manera calmada.

-¿Qué te pasa, Stinger? ¿Te has roto? – dijo bromeando.

Al ver que no mostraba ninguna acción decidió tomarla ella.

-Vale, entonces me cargaré a Elisabeth – dijo pasando al lado de Stinger.

-Toma, Juan – pasó Ely el bebé.

Sin más, La Pesadilla Eterna fue tan veloz que Ely no pudo sortear el tremendo puñetazo que le dio en la cara, haciéndola volar pasando por detrás de Stinger que no se movía.

-Genial, va a ser fácil. Ahora tú, hermanito.

-No soy tu hermano, aunque tengas su cuerpo no te trataré con condescendencia – se atrevió a decir Juan Pedro con el bebé en brazos.

-Hum, bueno es saberlo.

En un rapidísimo movimiento, le robó el bebé y mandó a Juan Pedro a la otra punta de la sala. El malvado ser se dio la vuelta para Alexei.

-Qué extraño, el chaval no se ha convertido aún en El Oráculo.

De nuevo se volteó. Alguien le quitó al niño y le dio una dura patada en el vientre, mandándola contra el pedestal y partiéndolo por la mitad, destruyendo parte del techo.

-Sobrevaloras tu fuerza. Pensando que los demás somos más débiles te hace flaquear – amonestó El Doctor.

Aparentemente, La Pesadilla se hallaba inconsciente.

-Al final, yo gano – fanfarroneó.

-Esto todavía no ha acabado – amenazó Stinger en la misma posición -. Devuélveme a mi hijo.

El Doctor no respondió, solamente se mantuvo expectante. Stinger levantó la cabeza. Al ver los ojos azules fulgurantes de éste, El Doctor se sintió mal.

-¿Qué es este mal estar? Me siento morir – cavilaba sudando y adolorido.

-Pues va a ser más que un sentir – dijo Stinger a media voz.

En un acto fulminante, Stinger rescató a su hijo, se lo dejó a Ely, ésta impresionada y sentada en el suelo, apoyada contra la pared, y regresó a darle fugaces golpes a El Doctor dejándole para el arrastre.

-No debería dejarte con vida por jugar con las personas que quiero, con mi hijo.

-Mátame. Lo estás deseando – repitió esto último dos veces más -. Tú y yo hemos sido creados por él. Como has dicho, somos uno.

-¡Cállate! No me confundas más.

-Sólo digo la verdad. Yo soy una fracción de la oscuridad de nuestro... Creador – dijo con sátira -. Para solventar su error por causa de sus incontrolables sueños convertidos en pesadillas, te creó a ti, al elegido, El Génesis, El Principio... SU Principio. Eres su parte, digamos, buena, entre comillas pues nadie es de corazón puro. Se supone que únicamente tú podrás vencerme aunque...

-¿Aunque qué?

-La Pesadilla Eterna ha pasado casi inadvertida para él pero ya es demasiado tarde para ponerle remedio. Es posible que yo muera pero mientras exista La Oscuridad, La Pesadilla, hermano, nunca morirá y no desistirá de acabar contigo y con Mario, invadir el Mundo Real y convertirlo en uno solo con todos los mundos de pesadilla.

-Tú sabes lo que se propone, ¿verdad?

-Sí, pero no te lo pienso decir. Lo que sí te diré es que ganará. Matará a tus amigos, a ti... Tu hijo se convertirá en el Príncipe de La Oscuridad, encontrarán la puerta al mundo de Orimá en donde se halla la respuesta definitiva de la puerta, la entrada al Mundo Real, se cargará a Mario, absorberá su energía, sus sueños, la de todos los humanos y lo demás ya te lo he contado.

-Malditos, juro que haré lo que esté en mi poder para que no ocurra.

-Qué valiente. Me temo que si mueres no podrás hacer nada... – dijo La Pesadilla Eterna que, después de haberse levantado, caminó hacía El Doctor.

No te pierdas el Capítulo 66: Combate: Stinger VS. Pesadilla Eterna.

Continuará...

Esta historia está registrada y protegida por la ley. Es un relato original creado por Fox Stinger(M.N.Z.)

Nota: Si alguna palabra no es comprendida por el lector, visite el sitio web de la Real Academia de la Lengua Española.